Contra Atlético Tucumán, volvió a verse un
Racing sin juego claro, sin profundidad, con rendimientos individuales
bajísimos, exceptuando a Saja, que fue
el gran responsable de que no nos hayamos vuelto con una derrota, esta
vez por Copa Argentina.
El primer tiempo que se vio contra
Estudiantes nos hizo ilusionar un poquito de que había una mejora, que se iba a
ir encontrando de a poco un mejor juego, más profundo, más claro, pero se
volvió a ver lo que veníamos viendo, o sea, NADA. Nada de Nada.
En el primer tiempo tuvimos alguna que
otra, a los ponchazos, pero las tuvimos; pero todo confuso, pelotazos a Hauche que
mide un metro y medio, muy previsible y
fácil de controlar el argumento ofensivo. Viola no fue el mismo que el domingo
pasado, pero sigue siendo muy importante, sin él, parece que no podemos ni
acercarnos al arco de enfrente.
El nivel de Hauche es bajísimo, hasta le
“sacó” un gol a Gio, que venía detrás suyo para romper el arco, de frente y sin
marcas.
Atlético tuvo dos claras, clarísimas, una
de Barone que debía ser marcado por Aveldaño, (¿qué hizo Aveldaño? Lo dejó
solo, ni lo molestó..) que Saja, milagrosamente ataja desde el suelo, heroico
lo del Chino.
Racing en el segundo tiempo tuvo más la
pelota, pero sin llegadas, nada peligroso para Atlético, mientras ellos, con
poco, pegaron una en el palo y en otra nuevamente Saja nos vuelve a salvar.
Seguimos teniendo la pelota y un tiro libre
que patea Gio pega en el poste derecho del arquero, y el amigazo Barone nos
soluciona el gran problema para definir que tenemos, y la mete él mismo en
contra. No faltaba nada, ya no había más
tiempo, y seguimos en la Copa.
Mal partido de Racing, entiendo que “lo
importante es ganar”, y se ganó, pero…
Saja, no se te ocurra resfriarte,
enfermarte, no faltes nunca, por favor.
Y unas palabras de agradecimiento sincero
al Señor Barone: te queremos pelado!! ( en el rival, siempre..)
Habrá que mejorar y mucho para ganar el
domingo en La Paternal, optimismo nos sobra, somos de Racing y siempre tenemos
fé.
Vamos Racing el domingo, cueste lo que
cueste!
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