Gran noche,
heroica noche del Chino la de ayer, fundamental en la obtención del pase a la
final de la Copa Argentina ante River, o Riber, como les guste más.
Y no porque
haya sido demasiado peloteado, no, pero tapó durante el partido un balazo al
ángulo que ningún otro arquero podría haberlo sacado, evitando el gol del
rival, además estuvo seguro en todas las intervenciones cuando fue requerido, y
en los penales, fue goleador y atajador. Monumental Chino!
En el
transcurso del partido, volvimos a jugar mal, sin juego y con escaso peligro,
podemos enumerar con los dedos de una mano las veces que llegamos con peligro
al arco de enfrente, un par de asistencias de Viola, a Castro ambas, un par de
contraataques de Valentín que moviéndose por las dos puntas, provocó faltas y
amarillas para el rival. No pateamos al arco ni siquiera una vez.
Que Racing
no tiene juego, ya lo sabemos, no descubrimos nada ahora, anoche Gio tuvo un
buen primer tiempo, metió una asistencia perfecta para Castro -a quien le
cometieron penal, no cobrado- e intentó
asociarse con sus compañeros, pero Castro está ausente, tibio, se saca la
pelota de encima, no se compromete, en el zurdazo infernal que sacó Aguirre y
el Chino le tapó, recibió la pelota mansita de CASTRO, increíblemente, muy
flojo lo del volante “ofensivo” ex
Gimnasia, y ya sabemos que Zucu y Pelletieri están más para el quite que para
llevar la pelota hacia adelante. Pillud fue
paseado por Villalba, siempre desbordado, no quita ni se proyecta con
criterio, su sector fue un pase libre para el enano de RiBer.
La gran
alegría de pasar a una final –después de 20 años (la anterior fue ante Cruzeiro
en 1992) - no nos impide ver que nos sigue costando generar situaciones y hacer
un gol, se juega al pelotazo de Saja desde su área para ver si Santander puede
aguantarla y habilitar a alguien, pero jamás sale eso, y es muy poco para
tenerlo como argumento ofensivo. Pero esto es lo que tenemos, y llegar a una
final, para este plantel, es casi una hazaña, sólo se explica que llegamos
porque tienen la camiseta gloriosa de Racing Club en el pecho.
Festejemos
mucho por esto, por dejar a River afuera y porque Racing vuelve a una final. Y
como el fútbol es fútbol, el partido habrá que jugarlo, y quizás, la mística de
esta camiseta que supo ganar las primeras copas cada vez que se jugaron, vuelva
a acompañarnos en San Juan contra los bosteros.
Abrazo
Racinguista!
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