Teo tuvo varias, pero
no pudo meterla y alcanzó su peor racha en Racing sin goles. La buena: no se
peleó con nadie.
Llamen a matemáticos. O a expertos en lógica. Es que el Teorema de
Teo sigue sin solución. En la semana, hasta Iván Pillud filosofó: “Teo parece
tener el síndrome de Racing, el otro día quedó mano a mano y fusiló al arquero
por el apuro. No sé, antes la tocaba abajo a un rincón”. ¿Qué le pasa al
colombiano, un delantero que siempre pareció tener la preciada fórmula del gol?
En la fecha pasada, ante Estudiantes, pudo darle la victoria a Racing en los
últimos minutos, pero no estuvo fino: se comió un cabezazo solito y, luego,
tuvo otra que se la tapó Albil. Anoche, la (mala) racha continuó y el
colombiano llegó a cinco partidos sin marcar en Racing, su peor seguidilla en
el club. Su último gol fue en la 8ª fecha del Apertura, en el triunfo 1-0 ante
Newell’s. Ahora, contra Argentinos, el colombiano mostró cosas de su
repertorio: jugó bien de espaldas al arco, se involucró en la elaboración, se
ubicó bien en la zona de definición y hasta metió algunos toques de distinción
(un taquito bárbaro para dejar solito a Castro). Nada más, y nada menos, le
faltó el gol. Encima, cuando no fue la mala puntería, fue la mala suerte: a los
16 minutos del primer tiempo, con Nereo Fernández ya vencido, metió un cabezazo
abajo que dio contra el poste. Un minuto después, quedó frente al arquero,
llegó a tocarla con lo justo y esta vez se la tapó Nereo. Ya cerca del final
del partido, pudo liquidar el asunto: a los 42 definió de zurda, cruzado y por
arriba, pero se le fue al costado de un poste. Cinco minutos más tarde, picó y,
marcado, sacó un derechazo algo débil que volvió a taparle el uno.
Teo viajará ahora a Barranquilla para jugar con Colombia ante
Venezuela y Argentina, por Eliminatorias. Esperemos que esta rachita no se le
corte justo ante la Selección, ¿no?
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